No todas las relaciones terminan porque se trataba de algo tóxico… aún. A veces terminan porque simplemente no podemos estar junto a esa persona que amamos por diferencia de proyectos personales.
Qué injusto, existe amor entre ambos y la relación debe terminar; sin embargo, de seguir, se convertiría en algo -a cierto nivel- tóxico pues, ¿qué clase de relación esperas cuando no estás realizándote personalmente por seguir con alguien?
Es irónico, pero las relaciones terminan por amor. Amor hacia el otro; porque al amar a esa persona respetamos su proyecto personal y aceptamos que éste se encuentra alejado de nosotros; pero también por amor propio, pues tampoco abandonaremos nuestro proyecto personal por alguien más. Aferrarnos a ella y reclamarle por no querer estar con nosotros, señalando que deje sus planes, es simplemente egoísmo.
Lo ideal sería estar con quien podamos empatar proyectos, planes de vida y crecer juntos. Si eso no se da, la relación estará más por egoísmos de una parte que le exige a la otra que ceda en su crecimiento y realización personal. Y eso simplemente ya no sería amor.
Duele y duele muchísimo, pero nadie dijo que la vida fuera justa.
Si el plan de vida de tu pareja no se ajusta o empata con el tuyo, lo mejor a veces es soltar. Nos toca soportar la incertidumbre de saber si estaremos de nuevo con alguien a quien amemos, y aceptar que debemos estar con quien los planes sí se empaten y sea una relación fértil para el crecimiento de ambos. Cualquier cosa distinta sería dependencia antes que amor.
Hoy tocó un artículo corto, pero con mucha empatía y cariño hacia una persona que tuvo que terminar su relación porque su pareja vive en una ciudad diferente y sus planes no se empataron.
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¡Nos vemos!