Para llegar a donde queremos llegar hay que conocer y aceptar el lugar en donde estamos. Si queremos ir al supermercado debemos saber de dónde saldremos para así conocer la ruta que tomaremos y nos llevará a nuestro destino. Así de simple. Lo mismo sucede cuando deseamos vivir una relación basada en emociones auténticas y por ende, amor genuino; debemos reconocer y aceptar que nuestra relación actual está unida más por miedos y necesidades, que por amor y pasión, de lo contrario, difícilmente lograremos estar en una relación que valga la pena ser vivida.
Para experimentar emociones y amor de verdad, hay que evitar el autoengaño y aceptar la insatisfacción que nos produce una relación que no está basada en el amor genuino; a eso se le conoce como aceptar nuestra vulnerabilidad, es decir, ser sinceros con nuestras emociones, intuición y nuestro ser en sí.
Sin embargo, la vulnerabilidad no es algo que resulte fácil de aceptar, dado que en la vida en general sabernos vulnerables es admitir abiertamente que tenemos miedos, defectos e inseguridades, en pocas palabras, aceptar nuestra imperfección; y si aplicamos esa aceptación a nuestra relación de pareja, es admitir que ésta se basa más en miedo que en amor, lo que significa que no hemos amado, o bien, que no hemos sido amados como presumimos ante los ojos de los demás. Ello, como te comento, es muy complicado de aceptar porque tememos que los demás se burlen de nosotros, o bien, que hablen a nuestras espaldas de nuestra situación, y es ahí donde nace el sentimiento de vergüenza o pena, la contraparte de la aceptación de la vulnerabilidad.
La vergüenza es ese sentimiento que todos hemos sentido alguna vez derivado de no creer ser lo suficientemente inteligentes, delgados, socialmente posicionados, o demás, y creemos que si alguien se entera de nuestros defectos e inseguridades no querrá estar más en contacto con nosotros, o bien, que sufriremos de burlas o comentarios que no queremos oír.
Por ello es que, si dejamos que aparezca la vergüenza al no aceptar la vulnerabilidad de nuestra relación por estar unida más por necesidad que por amor, si bien nos protege de lo que ya veíamos, no nos dejará experimentar la vida verdad, ya que para vivir de verdad hay que vivir en la verdad y ello implica aceptar y honrar nuestras emociones y no ocultarlas tras la máscara de la perfección.
Por lo que aceptarnos vulnerable tiene como premio vivir en la autenticidad y sentir emociones genuinas y como consecuencia, relaciones basadas en amor y pasión ante que… sí, adivinaste, amor y necesidad.
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