“I have a dream”, es el nombre -y la frase inicial- de uno de los discursos más emblemáticos de la historia, recitado por el grandísimo defensor de los derechos de la comunidad afroamericana, Martin Luther King Jr. Yo también tengo un sueño. Puede que digas que soy un mamón, exagerado, o incluso un ridículo por usar a un defensor de la igualdad para el tema de relaciones, pero de verdad, tengo un sueño.
Y ese sueño es que las relaciones por necesidad no existan. Que las apariencias dejen de importar y que trabajemos por estar con quien queramos estar y no con quien estemos obligados, por equis o ye razón, a compartir tiempo.
Que las personas dejen de aparentar y sean lo que realmente son. Que si son infelices, lo acepten para poder trabajar en su felicidad verdadera. Que si no están con la persona de sus sueños, lo acepten y busquen estar con quien les ame y, a su vez, ellos amen. Que no haya más corazones rotos queriendo ser pegados con otra relación –aunque gracias a uno, hoy escriba esto- que si vivimos algo doloroso, lo admitamos. De lo contrario, de que ese sueño no sea una realidad, estaríamos condenados a una profunda infelicidad.
Bajo ese magno sueño baso mis acciones.
Cada video, cada imagen, cada puta palabra que escribo en lo que hago, de verdad lo hago buscando que las personas dejen las posiciones de víctimas y se olviden de culpar a sus padres, parejas, ex -o quien sea- de su desdicha; que en lugar de eso, asuman el protagonismo de su vida sentimental; que por sí mismos sanen sus heridas; que se olviden de actitudes infantiles e inmaduras, y amen con el corazón en lugar de hacerlo desde un ego lastimado. Que si están en una relación, no la confundan con amor cuando es una mera necesidad no resuelta; que si están solteros, estén cómodos e inmunes a las presiones de tener pareja, y que si buscan alguna, lo hagan aspirando a la conexión genuina, y no con el fin de llenar vacíos que a ellos mismos les corresponden llenar.
Pasé de una relación que medianamente aportaba a mi felicidad, a una soltería plena y sana. Los dones no son para esconderlos, están para el servicio supremo.
¿Ambicioso? Definitivamente. ¿Imposible? Tal vez. ¿Loco? Prefiero soñador.