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Entrégate sin miedo. Tu pareja no tiene la culpa de las heridas que no has cicatrizado.


Tu pareja, o el chavo o chava con la que estás saliendo, no tiene la culpa de cómo haya sido tu ex: si fue un patán o fue una loca. 

Luego de una ruptura, es evidente que no queramos vivir otro trago amargo, por ello nos acorazamos y vamos relacionándonos bajo el miedo de una nueva decepción. Pero imagínate que te pones una armadura normal, de caballero medieval; así como te va a cuidar de los ataques, también te va a privar de las muestras de cariño. No vas a sentir igual un abrazo o un beso de un ser querido.

Lo mismo pasa en el campo emocional, así como te proteges de una decepción, también te protegerás de la dicha que conlleva sentirse enamorado. Como dice Brené Brown, anula la oscuridad y anularás la luz. No se puede anular una, sin anular la otra.

Después de un corazón roto, madurar no significa enfriarte emocionalmente. Al contrario, es necesario entregarse de nueva cuenta como cuando lo hicimos con nuestro primero amor, para volver a sentir esa dicha.

Evidentemente existe ese riesgo de volver a salir lastimados, pero es la única forma de vivir a plenitud. En el amor no hay garantía de que nuestra pareja esté con nosotros por el resto de nuestros días. Por eso se dice que amar es de valientes. ¡Claro que es de valientes! Imagínate saber que puede existir la posibilidad de salir lastimado y aún así entregarse. No es de idiotas, es de valientes pues sabemos que la única manera de vivir la dicha es arriesgándose. Recuerda: el que no arriesga, no gana.

Y sí, si no te arriesgas a que te rompan el corazón, seguro que no ganarás la dicha de sentirte enamorado.

Así que ya sabes, madurar después de una ruptura amorosa no significa enfriar tu corazón y desconectar tus emociones. Definitivamente el corazón roto debe ser un parteaguas en nuestra vida, debe marcar un antes y un después en nuestro crecimiento personal; pero en cuanto a nuestra capacidad de entrega, esa no se puede ver viciada. Debemos ir sin miedo a que nos lastimen y con la confianza de que las cosas saldrán bien.

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