“Eres la persona que más me ha hecho sufrir”
Escuché hace unos días en el desayuno con mi mamá y mi hermana; esta última contaba una plática que tuvo con una amiga.
“Esa afirmación es un tanto irresponsable. Mientras esa persona no asuma la responsabilidad de sus emociones, todo mundo la seguirá haciendo sufrir” – Pensé.
Es necesario asumir la responsabilidad de nuestro bienestar, empezando por ser consciente de cómo hablamos y cómo es que depositamos el bienestar emocional en los demás. Queremos que tanto padres, hermanos, amigos y, por supuesto, pareja se preocupen más por nosotros de lo que deberían.
“Es que me lastimaste”, “Es que tú me sacas de mis casillas”, “yo soy muy buena persona por las buenas, nomás no me buscan por las malas.”
Si de manera constante estás quejándote de tus desgracias, ya sea en el trabajo, familia o pareja, ¡Aguas!
Delegar la responsabilidad de nuestro sufrimiento -o de nuestro bienestar emocional- sólo nos llevará a repetir patrones y experiencias. Es mucho más fácil victimizarse, sin embargo, sólo nos genera malestar y nada de crecimiento y por increíble que parezca, es la que montón de veces elegimos al querer evadir la incomodidad que genera el crecimiento personal.
De cada hecho que acontece en la vida podemos elegir dos posturas: hacernos responsables, o victimizarnos ante los hechos. De manera consciente o inconsciente, siempre elegimos una u otra.
Ante un posible fracaso, ¿qué historia te estás contando?, ¿la de la víctima o la del protagonista? ¿a dónde te llevará ciclarte en la culpa?
La víctima delega la responsabilidad del hecho a cuestiones externas; mientras que el protagonista asume la responsabilidad que tiene sobre el hecho, sin sobre cargar la misma en él.
La primera genera frustración dada la incapacidad de actuar sobre los hechos, es decir, la víctima no puede hacer nada; traduciéndose así en una constante queja ante la vida; la segunda, la del protagonista, genera un constante crecimiento al poder ver qué grado de participación tuvo en los hechos y a partir de ahí, tomar nuevas acciones para obtener el desempeño que se desea en el día a día.