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La Tristeza y la Inteligencia Emocional

El tema de hoy es muy básico pero muy fundamental para vivir relaciones más por amor que por necesidad, el tema es la inteligencia emocional en los momentos tristes.

Desde muy pequeños nos han inculcado el hecho de ocultar nuestras emociones y por ello creemos que si las mostramos se burlarán o se aprovecharán de nosotros, por ello elegimos ocultarlas y no mostrarnos tristes o dolidos.

Pero lo más sano, cuando se presentan las emociones relacionadas con la tristeza, es vivirlas y honrarlas. Ojo! Vivirlas, pero sin caer en el papel de víctimas y andar gritando nuestra tristeza en redes sociales.

Por ejemplo, cuando terminamos una relación, el entorno, nuestros amigos, nuestra familia nos invitan a no vivir ese dolor y es común escucharles decir: “No estés triste, esa persona no vale la pena que estés así o que llores por él”.

Pero no es por él o por ella, ¡ES POR TI!, lo más sano es vivir esa tristeza, no tiene nada de malo sentirse triste. Y es lo más normal, terminaste una relación, ¿qué querías? Es normal sentirlo. Lo anormal sería querer seguir la vida como si nada hubiere pasado. Llorar lo que tengas que llorar, vivir a plenitud ese momento.

Pero tampoco hay que prolongar nuestra estancia en esa emoción, en ese estado. Tampoco es lo ideal. Pero sí  honrarla y aceptarla, porque la mejor forma para salir adelante de una pena, de un duelo, es vivirlo a profundidad y no tratar de evitarlo. Ya posteriormente vendrán las fuerzas, el ánimo para salir adelante, pero las emociones bajas son para eso, para vivirlas. Porque para vivir a plenitud, vivir una vida feliz, hay que saber disfrutar de los momentos amargos.

Porque a fin de cuentas la inteligencia emocional no se trata de ocultar o controlar nuestras emociones, al contrario, se trata de vivirlas y aceptarlas; muchas veces creemos que siendo fríos o racionales nos ayudamos a ser más fuerte y no, las cosas no funcionan así. La vida tiene momento amargos, y felices y hay que vivirlos todos, saberlos disfrutar.

Por eso, como conclusión, quiero dejarte dos preguntas, del 0 al 10, ¿qué tanto estás ocultando o controlando tus emociones? Y del 0 al 10, ¿qué tanto las estás viviendo y honrando? Recuerda, las emociones no se controlan u ocultan, al contrario, se viven y se gestionan.

Una persona dueñas de sus emociones puede acabar con una pena en un momento, claro, después de honrarla, pero también puede crear placer al instante. Una persona así, no quiere estar a la merced de sus emociones, quiere usarlas, disfrutarlas y dominarlas, y eso no lo digo yo, lo dice Óscar Wilde.

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¡Nos vemos en el próximo post!