El tema de hoy es buenísimo, vamos a ver cómo es que funciona nuestro cerebro a la hora que alguien nos atrae y cómo, en ocasiones, terminamos en relaciones más por amor que por necesidad.
Tal y como te lo prometí en el artículo anterior, el post de hoy veremos cómo es que funciona nuestro cerebro a la hora de que alguien nos gusta y cómo éste se divide en 3 partes, según Paul MacLean.
La primera parte de nuestro cerebro es la parte reptil y es la encargada de nuestra intuición. En esta parte es donde se encuentran nuestros instintos y necesidades primarias de sobrevivencia y reproducción, además se encarga de acciones primitivas como las del apareamiento, cortejo y la defensa territorial (origen de sentir celos). Como podrás ver, en esta parte del cerebro no se experimenta emoción ni razón.
Después viene el cerebro límbico que se encarga de todas nuestras emociones y por ende de formar vínculos entre las personas, no necesariamente relaciones de pareja, sino con nuestros amigos, familiares, compañeros y demás.
Y por último, y como encargado de la última fase de una atracción genuina, se encuentra el cerebro neo-córtex, que es el encargado de todo el conocimiento que existe dentro de nosotros, el habla y la capacidad de comunicación, así como las ideas, el raciocinio y el análisis.
Así, para que exista una atracción genuina, y posteriormente una relación basada en amor en lugar de miedo y necesidad, debe existir una consecución en el orden de los anteriores sub-cerebros, es decir, primero alguien te atrae por cuestiones primitivas relacionadas con la sobrevivencia y la reproducción, ya sea atracción física o ciertos rasgos de personalidad; posteriormente sientes fuertes emociones hacia esa persona y por último, respaldas tus gustos y emociones con razonamientos que te servirán para argumentar ante tus amigos y familiares por qué es que terminaste iniciando una relación con esa persona. Por eso, se dice que el amor no conoce de razones, ahora todo tiene sentido, ¿no?
Alonso, ¿Debe ser siempre en ese orden? Como te digo, para estar en una relación más por amor que por necesidad, la respuesta es un rotundo SÍ. Que puede haber relaciones duraderas donde no exista esa secuencia, es cierto totalmente; que los integrantes de una relación estén ahí más por necesidad y por amor, también lo es, más cuando una relación que no siguió esa secuencia tiende a ser sin pasión, deseo, o bien, química sexual.
Pero ¿por qué si en el proceso de cortejo sentimos que esa persona no nos llena, y sabemos que difícilmente experimentaremos sentirnos plenamente enamorados, aun así terminamos en relaciones donde anteponemos la razón a nuestro sentimiento? Ese tema lo tocaré en el próximo post, así como las consecuencias de saltearnos el proceso de atracción que recién vimos en este post.