La ruptura no sólo es difícil de llevar por el dolor que implica para la persona que no decidió por sí terminar la relación. Es también complicado de llevar para la persona que de entrada terminó con la relación, pero que su ex, sigue insistiendo en mantener la relación.
Para el dejado, por decirle de alguna manera, puede que no haya razones objetivas para que la relación termine, y cree que se pueden solucionar las cosas haciendo algunos cambios.
Y es justo ahí donde reposa lo complicado para la otra parte. Tener que ser asertivo con una persona que no ha entendido el mensaje: Ya no quiero estar contigo.
Si estás de este lado, la palabra clave será asertividad, que es expresar tu punto de manera firme y que nada ni nadie lo haga cambiar si no es por voluntad propia.
No digo que no hay posibilidades de segundas oportunidades, sólo que si otorgas, lo hagas porque realmente lo quieres, no por necesidades que no quieres resolver, temor a vivir el duelo, o porque la otra persona te manipula.
Ahí la importancia de la asertividad, mantenerte firme en tu deseo, que nada ni nadie lo cambie. Sólo tú puedes negociar contigo, no con nadie más.
Suele pasar que ya llevas cierto avance en el duelo, en resolver las dudas que te generó tomar una decisión, y de repente viene el ex a intentar hacer su “luchita”. Es válido, cada quien puede hacer o buscar intentar resolver las cosas, pero también es importante es establecer límites y saber hasta dónde no lo soportaremos. Lo que haga nuestro ex no depende de nosotros, cómo reaccionemos ante ello, sí que lo depende, ahí sí tenemos todo el poder.
Si estás pasando por algo similar, pregúntate, la decisión que estoy tomando, ¿la estoy tomando porque así lo quiero, o porque me siento presionada por la voluntad de alguien más?
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